sexta-feira, 15 de julho de 2011

Hugo Chávez .

Por Hugo Chávez


Por Narciso Isa Conde.
Por Hugo Chávez: Redobrar todas as energias positivas
Aquel abril glorioso de 1965 me marcó para siempre.
Entonces, aprecié el valor de militares honestos y patriotas como  Francis Caamaño, Fernández Domínguez, Héctor  Lachapelle, Montes Arache, Lora Fernández…
A algunos los conocí de  cerca en plena revolución y me impactó su transformación junto al pueblo insurrecto.
Admiré su valor y su intuición revolucionaria, descubrí su talento y su  formidable vuelco al antiimperialismo.
Por eso no me resultó difícil inmediatamente después respaldar los procesos  liderados por Omar Torrijos en Panamá, Velasco Alvarado en Perú y Juan José Torres en Bolivia.
Por eso no vacilé más tarde en defender al comandante Chávez cuando se insubordinó contra la seudo-democracia podrida en  Venezuela, cuando fue injustamente encarcelado, cuando salió a las calles blandiendo la bandera de Bolívar, el programa de la V República,  su enérgica condena al neoliberalismo y su atractiva propuesta de democracia participativa y protagónica.
No me importaron entonces los estigmas en su contra ni las calumnias potenciadas y repetidas;  percibí que estábamos ante un “golpismo” bienhechor y transformador de una sociedad agobiada por la partidocracia corrupta y el empobrecimiento creciente, pese a disponer de cuantiosas riquezas materiales y valores humanos.¡Que mas bien estábamos frente a una insurgencia militar dignificante!
Pensé mucho en la estirpe extraordinaria de esos luchadores surgidos de los cuarteles. Aprecié más aun su combate a contracorriente, pese a estar inmersos en una cultura represiva, condicionados por instituciones tuteladas por la oligarquía y por los EEUU, adoctrinados con la tesis de “seguridad nacional” made in USA, convertidos en piezas sensibles de un Estado carcomido por la corrupción y tentadas por un soborno sistemático capaz para forjar al vapor minorías militares enriquecidas…  Ponderé más detenidamente el esfuerzo descomunal que tuvieron que hacer para rebelarse, concienciarse y zafarse de esas coyundas y  lanzarse a las calles,  plazas y caminos a forjar el  abrazo redentor con los/as de abajo: con la preterida, excluida y abusada pobrecía y con la Patria pisoteada.

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